"La gente me pide que prediga el futuro, cuando todo lo que quiero hacer es prevenirlo. Mejor aún, construirlo" - Ray Bradbury, escritor.****“Olvídense del fan engagement, vamos solo con rendimiento”, dijo el ejecutivo de la compañía tecnológica, una las verdaderamente grandes y que impactan en todas las industrias, luego de recorrer los estadios importantes de los clubes argentinos en Buenos Aires. Pasaron ya cuatro años de una de sus visitas de tres días y de agenda completa. El cemento húmedo, el concreto impenetrable, las moles creadas para amasar muchedumbre en torno al fútbol, con escasos corredores de aire, hacían inviable cualquier flujo de datos entre dispositivos. Si querían hacer negocios, debían olvidarse de los celulares de los fans y enfocarse en la plataforma de datos y gestión para los equipos de primera división. Hubo un club que dijo que sí.El hincha cuando va a la cancha pierde los niveles acostumbrados de conectividad para compartir sus 15 minutos de fama en las redes sociales. Queda aislado entre la multitud. Cuánto más cerca del césped, más lejos de las stories; con el mensaje del WhatsApp que logra enviarse, pero se queda un rato largo en relojito.Tal vez filosóficamente no esté del todo mal: el hincha se conecta con el partido más de lo que se supone, ya que tiene wifi como en el palco de prensa. Bajar la vista al smartphone es una costumbre, más que nada, para comprobar si en algún momento hay una pizca de 4G.Icónicas, con reformas ocasionales y con una modernidad que todavía remite al Mundial 78, las viejas y queridas canchas argentinas son construcciones que vienen de un mundo donde las conexiones inalámbricas apenas si se insinuaban en la obra de Ray Bradbury. Los nuevos estadios, más cercanos en el tiempo, tampoco contemplaron del todo la llegada del futuro inminente. La gran excepción es el Jorge Luis Hirschi, la cancha de Estudiantes de la Plata, inaugurada en 2020 con un concepto de innovación incorporado a su arquitectura y con prestaciones cotidianas que lo hacen productivo más allá del “matchday”.Las dificultades para aumentar la interacción de un club con sus hinchas cuando los recibe en el estadio, no es únicamente una pelea entre el modernismo a toda costa y el conservadurismo que oficia como trinchera cultural. Es por eso que hasta Chelsea tiene que hacer un tendido especial con 130 pequeñas bases móviles de señal 5G y también de 4G para cubrir 34 sectores de Stamford Bridge, entre los que están todos los espacios públicos y los vestuarios.Las nuevas experiencias del fanático deportivo encuentran su síntesis en esta idea: tener en el sofá del living la sensación del estadio y tener en el estadio las comodidades de quedarse en casa. El 5G en los estadios, un futuro que ya se toca con las manos y que no requiere de una mudanza total a un entorno virtual, ofrece señales firmes de un upgrade que comienza a cerrar el círculo de esas nuevas experiencias. Es una tecnología que también impacta con fuerza en el modo de producir las transmisiones por su baja latencia y porque termina de incorporar a los smartphones como dispositivos que complementan la generación de feeds. Es, también, la transición de los teléfonos móviles como sinónimo de registro amateur y casero, a ser parte de la caja de herramientas de los profesionales del broadcasting y el streaming.Yendo de la cancha al living. Y al revés, también. Antes de saltar hacia el metaverso, sigamos en el mundo físico y hablemos del 5G.
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📶 5G: smartphones en la nueva narrativa…
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"La gente me pide que prediga el futuro, cuando todo lo que quiero hacer es prevenirlo. Mejor aún, construirlo" - Ray Bradbury, escritor.****“Olvídense del fan engagement, vamos solo con rendimiento”, dijo el ejecutivo de la compañía tecnológica, una las verdaderamente grandes y que impactan en todas las industrias, luego de recorrer los estadios importantes de los clubes argentinos en Buenos Aires. Pasaron ya cuatro años de una de sus visitas de tres días y de agenda completa. El cemento húmedo, el concreto impenetrable, las moles creadas para amasar muchedumbre en torno al fútbol, con escasos corredores de aire, hacían inviable cualquier flujo de datos entre dispositivos. Si querían hacer negocios, debían olvidarse de los celulares de los fans y enfocarse en la plataforma de datos y gestión para los equipos de primera división. Hubo un club que dijo que sí.El hincha cuando va a la cancha pierde los niveles acostumbrados de conectividad para compartir sus 15 minutos de fama en las redes sociales. Queda aislado entre la multitud. Cuánto más cerca del césped, más lejos de las stories; con el mensaje del WhatsApp que logra enviarse, pero se queda un rato largo en relojito.Tal vez filosóficamente no esté del todo mal: el hincha se conecta con el partido más de lo que se supone, ya que tiene wifi como en el palco de prensa. Bajar la vista al smartphone es una costumbre, más que nada, para comprobar si en algún momento hay una pizca de 4G.Icónicas, con reformas ocasionales y con una modernidad que todavía remite al Mundial 78, las viejas y queridas canchas argentinas son construcciones que vienen de un mundo donde las conexiones inalámbricas apenas si se insinuaban en la obra de Ray Bradbury. Los nuevos estadios, más cercanos en el tiempo, tampoco contemplaron del todo la llegada del futuro inminente. La gran excepción es el Jorge Luis Hirschi, la cancha de Estudiantes de la Plata, inaugurada en 2020 con un concepto de innovación incorporado a su arquitectura y con prestaciones cotidianas que lo hacen productivo más allá del “matchday”.Las dificultades para aumentar la interacción de un club con sus hinchas cuando los recibe en el estadio, no es únicamente una pelea entre el modernismo a toda costa y el conservadurismo que oficia como trinchera cultural. Es por eso que hasta Chelsea tiene que hacer un tendido especial con 130 pequeñas bases móviles de señal 5G y también de 4G para cubrir 34 sectores de Stamford Bridge, entre los que están todos los espacios públicos y los vestuarios.Las nuevas experiencias del fanático deportivo encuentran su síntesis en esta idea: tener en el sofá del living la sensación del estadio y tener en el estadio las comodidades de quedarse en casa. El 5G en los estadios, un futuro que ya se toca con las manos y que no requiere de una mudanza total a un entorno virtual, ofrece señales firmes de un upgrade que comienza a cerrar el círculo de esas nuevas experiencias. Es una tecnología que también impacta con fuerza en el modo de producir las transmisiones por su baja latencia y porque termina de incorporar a los smartphones como dispositivos que complementan la generación de feeds. Es, también, la transición de los teléfonos móviles como sinónimo de registro amateur y casero, a ser parte de la caja de herramientas de los profesionales del broadcasting y el streaming.Yendo de la cancha al living. Y al revés, también. Antes de saltar hacia el metaverso, sigamos en el mundo físico y hablemos del 5G.