Esto sucederá en Qatar 2022 y sucederá por primera vez en un Mundial: los jugadores cuando ingresen al vestuario podrán tener acceso a una plataforma donde verán sus datos de rendimiento luego del partido. Cuatro horas más tarde tendrán acceso a sus métricas ya integradas a videos del match, una combinación que la mayoría de los actuales proveedores demoran entre ocho y doce horas en procesar. Con un límite explícito: tendrán prohibido difundir ese material en sus redes sociales o por cualquier otro medio.FIFA pondrá en manos de sus jugadores mundialistas las estadísticas avanzadas, con imágenes, en contexto, para que puedan evaluar con mayor información su sensación de bienestar -o malestar- con lo producido en el campo de juego. Un recurso que representaría la total normalidad en esta era de la tecnología y los datos: los streamers miran sus métricas cuando observan cuánta gente está conectada y mucho más cuando “apagan”; los CM de clubes y organizaciones deportivas analizan como performan sus posteos para ver si dieron con la fórmula del éxito y hasta los relatores y comentaristas más analógicos preguntan “¿cómo medimos?”, cuando se sacan los auris y van a la tanda.El fútbol es un deporte colectivo que en la mirada general tiene una postura ambivalente con respecto a las individuales. Es un elemento oscilante. Que un equipo haya sido “salvado” por sus individualidades es un comentario despectivo. La acción individual portadora de belleza -el gol de Maradona a los ingleses, el segundo- es el fútbol como debería ser. El fútbol es un camino de ida y vuelta entre lo colectivo y lo singular, entre el grupo y el jugador, entre la idea general y el aporte individual, entre la capacidad de correr de los once -”el equipo estaba cansado” decimos desde afuera, sin medio dato en la mano- y la respuesta física personal de cada futbolista. Y acá nos quedaremos.Si hubo una contribución valiosa de la tecnología al fútbol. esa fue la utilización de las diferentes herramientas de tracking que permitieron ir hacia una evaluación de cada futbolista en función de sus posibilidades. Medir y planificar rutinas en función de un estado particular y no por una necesidad grupal. Entrenamientos personalizados para ecualizar un plantel de 25 jugadores. Cada instrumento afinado para poder integrarse a la orquesta. No hay idea colectiva positiva sin el conocimiento de cómo está cada jugador para poder ejecutarla y responder a ella. Veremos algunos casos sobre cómo la tecnología permite calibrar el estado físico de los jugadores, sus necesidades de recuperación y las cargas de entrenamiento para que puedan dar lo mejor de cada uno, en tiempos de calendarios saturados y futbolistas con poco descanso entre partidos y entre cada temporada. El problema subsiste, pero ahora se sabe donde está la sobrecarga para que el sistema colapse.
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⚙️ Tracking, lesiones y descansos para…
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Esto sucederá en Qatar 2022 y sucederá por primera vez en un Mundial: los jugadores cuando ingresen al vestuario podrán tener acceso a una plataforma donde verán sus datos de rendimiento luego del partido. Cuatro horas más tarde tendrán acceso a sus métricas ya integradas a videos del match, una combinación que la mayoría de los actuales proveedores demoran entre ocho y doce horas en procesar. Con un límite explícito: tendrán prohibido difundir ese material en sus redes sociales o por cualquier otro medio.FIFA pondrá en manos de sus jugadores mundialistas las estadísticas avanzadas, con imágenes, en contexto, para que puedan evaluar con mayor información su sensación de bienestar -o malestar- con lo producido en el campo de juego. Un recurso que representaría la total normalidad en esta era de la tecnología y los datos: los streamers miran sus métricas cuando observan cuánta gente está conectada y mucho más cuando “apagan”; los CM de clubes y organizaciones deportivas analizan como performan sus posteos para ver si dieron con la fórmula del éxito y hasta los relatores y comentaristas más analógicos preguntan “¿cómo medimos?”, cuando se sacan los auris y van a la tanda.El fútbol es un deporte colectivo que en la mirada general tiene una postura ambivalente con respecto a las individuales. Es un elemento oscilante. Que un equipo haya sido “salvado” por sus individualidades es un comentario despectivo. La acción individual portadora de belleza -el gol de Maradona a los ingleses, el segundo- es el fútbol como debería ser. El fútbol es un camino de ida y vuelta entre lo colectivo y lo singular, entre el grupo y el jugador, entre la idea general y el aporte individual, entre la capacidad de correr de los once -”el equipo estaba cansado” decimos desde afuera, sin medio dato en la mano- y la respuesta física personal de cada futbolista. Y acá nos quedaremos.Si hubo una contribución valiosa de la tecnología al fútbol. esa fue la utilización de las diferentes herramientas de tracking que permitieron ir hacia una evaluación de cada futbolista en función de sus posibilidades. Medir y planificar rutinas en función de un estado particular y no por una necesidad grupal. Entrenamientos personalizados para ecualizar un plantel de 25 jugadores. Cada instrumento afinado para poder integrarse a la orquesta. No hay idea colectiva positiva sin el conocimiento de cómo está cada jugador para poder ejecutarla y responder a ella. Veremos algunos casos sobre cómo la tecnología permite calibrar el estado físico de los jugadores, sus necesidades de recuperación y las cargas de entrenamiento para que puedan dar lo mejor de cada uno, en tiempos de calendarios saturados y futbolistas con poco descanso entre partidos y entre cada temporada. El problema subsiste, pero ahora se sabe donde está la sobrecarga para que el sistema colapse.