🪐Ni el estadio, ni el living: la realidad compartida como tercer lugar para el espectáculo deportivo
Vivir Wimbledon, Premier League o la NBA con la sensación corporal de estar ahí y sin el costo del viaje. Salas inmersivas como planetarios para una versión inédita del deporte en vivo.
Era obvio: Jeb Terry, CEO de Cosm, avisó por Linkedin que viajaba a Londres y que quería reunirse con gente interesada en desarrollar el concepto de realidad compartida en el deporte, en recintos diseñados exclusivamente para eso.
Tener la etiqueta que define al concepto es un buen primer paso. La realidad compartida de Cosm les permite a los espectadores ver eventos deportivos en vivo como si estuvieran en el estadio, pero desde un entorno cerrado y controlado. Son espacios que fusionan características de cines y planetarios, cuentan con pantallas LED curvas de alta definición que abrazan a los asistentes y crean una experiencia envolvente y colectiva.
Es una tendencia que nace. Gritar y alentar sin estar en el estadio pero rodeados de otros fans; cómodos como en el living de casa, pero con comida y bebida con la atención de un bar temático. Tener el ticket para un partido internacional y que sea una salida del hogar, sin los costos de los pasajes y apenas el de un estacionamiento y una comida. Una búsqueda sensorial del deporte, que no sustituye a la real, pero que es superior al consumo televisivo de siempre.
Al espectáculo deportivo, históricamente, le costó construir ese tercer lugar. Cosm es un emprendimiento que parece destinado a modelar esa experiencia como un eslabón de cierta evolución que se vincula a cómo hemos visto las películas en diferentes salas a lo largo de casi cien años.
Veremos si lo logran. Mientras tanto, volvemos a mostrar algunas coordenadas de un viaje que comenzó hace menos de un año.
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Realidad compartida: el diseño del espectáculo deportivo del futuro con influencia de las salas de cine y los planetarios
Hace veinte años, Starbucks se apalancó con buen resultado en la idea de ofrecerse como un “tercer lugar”, en su plan de negocios para captar consumidores. Ya que su pobrísimo café estaba inteligentemente oculto debajo de granizados y cremas endulzantes, posicionarse como el espacio alternativo entre el hogar (primer lugar) y el trabajo (segundo lugar), fue una estrategia adecuada para una época en la que los encuentros todavía se definían en el plano físico. Un espacio diseñado para ser el mismo en cualquier ciudad del planeta.
Baristas que despachaban un vaso con nuestro nombre, sillones cómodos, mochilas y camperas por el piso, música agradable, granitos de wifi, enchufes en la pared, todo un despliegue de bienestar para crear un momento entre la casa y el trabajo o el trabajo y la casa. “Podrías haber ido al gimnasio, que también era un tercer lugar”, nos dice la vocecita interior. Mañana retomamos.
En esa línea, podemos pensar que el espectáculo deportivo siempre intentó construir su tercer lugar. Si las salas de cine fueron hace varias décadas el lugar donde los espectadores también veían noticieros, el intento de llevar el deporte a las salas de cine fue hasta acá una experiencia ocasional y fallida.
En la transición de la TV blanco y negro al color, las salas de cine de la Argentina, Perú -y probablemente otros países- pusieron en pantalla grande los partidos del Mundial 78. Pasaron casi 50 años de eso. Más cerca en el tiempo, hubo otros casos: en la década pasada, Chivas de Guadalajara intentó consolidar su plataforma Chivas TV y parte de ese proceso fue llevar partidos a las cadenas de cine.
Como las canchas, los complejos de cine son un espacio de salida, de encuentro y de compartir preferencias aún con desconocidos. Las salas cinematográficas llevan cien años de evolución en sus sistemas de sonido, calidad de imagen, comodidad de sus butacas, diseño de los recintos, experimentos con 3D y nuevas formas de ver las películas, que luego influyen en cómo esos films son producidos. El envase y el contenido no son asuntos separados.
Cosm está construyendo una nueva categoría de espectáculo deportivo con la intención de consolidar ese tercer lugar que el deporte no tiene. Ya no se trata de mirar un partido, sino de vivirlo sin estar ahí. El concepto de realidad compartida resulta claro: un espacio físico que fusiona cine, planetario y estadio, donde el deporte en vivo se convierte en experiencia inmersiva y social.
Jeb Terry, CEO de Cosm, lo presentó en el Sports Tomorrow Congress del Barcelona Innovation Hub de 2024, como una forma de ver partidos “desde la primera fila”, sin importar en qué parte del mundo uno esté. No fue una metáfora: alguien en Nebraska, México o Buenos Aires podría sentir que está en el Camp Nou, en Old Trafford o en Wimbledon, sin moverse de su ciudad.
El concepto de realidad compartida en el deporte que plantea Cosm se explica en un par de ideas:
En lugar de ver el partido desde una butaca o en un sillón, el espectador se integra a una nueva categoría de venue: mitad bar deportivo, mitad planetario.
El sistema CX ofrece resoluciones superiores a 10K, transmite en vivo a 120 cuadros por segundo y tiene una latencia menor a 10 segundos.
La tecnología CX es propia de Cosm y ofrece un tipo de inmersión sin la complejidad de conectar sistemas separados. En esta realidad compartida los mundos virtuales y físicos convergen en una experiencia única, porque se integran pantalla, software y contenido en una misma construcción visual.
El nivel de detalle es tan preciso que permite ver hasta el sudor en el rostro de un jugador. Las cámaras se colocan en ángulos poco convencionales y transmiten en tiempo real lo que no se ve habitualmente por televisión.
Esto último es clave. Ya no se trata únicamente de ver deportes en un nuevo recinto, sino con perspectivas que nunca antes habíamos experimentado. El formato se activa con una pantalla LED de 20 metros de diámetro. La arquitectura visual está pensada para envolver al espectador por completo, sin gafas de realidad virtual y ninguna clase de dispositivos invasivos. El resultado es una percepción más real que la de muchas butacas en los estadios. Pero no se trata solo de la imagen.
Otro punto alto es la experiencia colectiva. El recinto convoca a que los hinchas canten y reaccionen mientras viven el partido juntos. Algo que la realidad virtual no logró replicar aún con fidelidad. Las nuevas soluciones lo buscan con diferentes versiones del “watch party” que procuran socializar lo que nace como un comportamiento individual.
Llegado el caso, los entornos virtuales nos invitan a abandonar cierta dimensión física, para poder sumergirnos en una nueva. Tampoco las salas de cine tradicional permiten la reacción habitual a un espectáculo deportivo: todos sentados de frente a la pantalla, en una disposición pasiva, que no es natural ni cómoda para ver deportes.
Ya se transmitieron partidos de NBA, NFL y de la NCAA. Hay comida, bebida y una curaduría de contenidos deportivos premium. Un fanático en Los Ángeles puede ver un partido de la Premier League sintiéndose parte de la multitud a 8.500 kilómetros. Esto convierte la experiencia en algo emocional y de sensación comunitaria, sin los costos ni la logística de un viaje internacional.
Un viaje deportivo por el cosmos
Cosm abrió su primer venue en junio de 2024 en Los Ángeles, dentro del complejo de Hollywood Park, junto al SoFi Stadium. Tiene capacidad para casi 2.000 personas, zonas con gente parada para 700 y una dinámica de precios similar a las salas de cine. Tienen acuerdos con organizaciones como NBA, UFC y NHL y convenios de transmisión con ESPN, NBC Sports y TNT Sports para incorporar fútbol, tenis, carreras de caballos y otros deportes.
La empresa tiene centros operativos en Los Ángeles y Dallas y tiene previsto abrir nuevos espacios en Atlanta, Detroit (para 2026) y en en los próximos años expandirse a Europa y Asia. En Estados Unidos el objetivo es que también funcionen como planetario o acuario virtual durante el día, pero que el deporte en vivo sea el gran imán del prime time que va de la tarde a la noche. El asunto tiene sentido: Cosm tomó tecnología desarrollada originalmente para planetarios y simuladores de vuelo. Los espectáculos sobre el cosmos que ofrecen son asombrosos.
Tener ese punto de partida para generar un nuevo espectáculo deportivo no solo es original, sino que resulta muy difícil de replicar por otras propuestas. El concepto del espacio estelar llevado al deporte tradicional: nunca se atrevan a dar por muertas del todo a las pasiones incubadas en el siglo pasado.
La base de todo está en el Cosm Experience Center, en la University of Utah, donde Ivan Sutherland creó en los años 60 los primeros sistemas de gráficos por computadora y realidad virtual. En 2020, la empresa adquirió a Evans & Sutherland y Spitz Inc., líderes históricos en domos de proyección y visualización inmersiva. Esa ingeniería fue reconvertida en una pantalla de ultra definición que procesa cada píxel individualmente con el motor CX Engine.
Nacido para ser global
El modelo tiene proyección global. Ya operan en Los Angeles y Dallas, planean aperturas en Atlanta y Detroit para 2026 y analizan mercados internacionales en Europa y Asia. En julio de 2024 cerraron una ronda de inversión por más de 250 millones de dólares, que llevó su valuación por encima de los mil millones. Entre los inversores figuran nombres de peso en la industria deportiva:
Marc Lasry es un inversor marroquí-estadounidense, cofundador y CEO de Avenue Capital Group, una firma de inversión especializada en deuda en dificultades y situaciones especiales. Fue copropietario de los Milwaukee Bucks de la NBA. Muy activo en inversiones deportivas que incluyen la adquisición de una participación mayoritaria en el equipo de fútbol femenino North Carolina Courage.
Dan Gilbert es el fundador y presidente de Rocket Companies y propietario mayoritario de los Cleveland Cavaliers de la NBA. Además de su enfoque en el sector hipotecario, ha invertido significativamente en la revitalización del centro de Detroit y en diversas empresas tecnológicas y de medios.
David Blitzer es presidente del grupo de oportunidades tácticas de Blackstone y cofundador de Harris Blitzer Sports & Entertainment, que posee equipos como los Philadelphia 76ers (NBA) y los New Jersey Devils (NHL). Es relevante por ser la primera persona en tener participaciones en equipos de las cinco principales ligas deportivas de Estados Unidos: NBA, NHL, MLB, NFL y MLS.
El antecedente más directo que se asemeja en algo a Cosm es la Sphere de Las Vegas, inaugurada en septiembre de 2023 con un concierto de U2. Fue diseñada por Populous, con pantalla de 15.000 m², 50 millones de LEDs, resolución 16K y capacidad para 20.000 personas.
A diferencia de Cosm, la Sphere no transmite deportes: es un recinto diseñado para conciertos y shows conceptuales; su relación con el deporte se limita a la pantalla exterior, que ha sido usada para anuncios creativos del Super Bowl y para la Fórmula 1. Aunque ya fue sede de peleas de UFC, no se propone transmitir eventos en vivo como lo hace Cosm, que apuesta muchas fichas para convertirse en un nuevo canal de acceso masivo a los deportes premium del mundo.
El proyecto tiene todos los ingredientes para ser un motor de transformación de determinados espacios urbanos con el entretenimiento en el corazón de su propuesta. Un negocio de real estate que además busca fabricar nuevos hábitos de consumo del deporte en vivo y llevar los mejores estadios del mundo a cualquier ciudad, a cualquier fanático.
Por eso Jeb Terry buscaba con quien conversar en Londres. Su modelo de realidad compartida, es el único auto en la carrera para ser ese tercer lugar que el espectáculo deportivo nunca tuvo.
🕊️ Papa Francisco: una despedida
Fanático del fútbol, hincha de San Lorenzo, al punto de recordar viejas formaciones del equipo, nos quedamos con esta despedida hecha por la AFA como homenaje y recuerdo para el Papa Francisco❤️
Hasta la próxima,
mg.