🎙️Messi con Varsky: por qué es raro en el periodismo de fútbol que se hable de fútbol
Una conversación valorada y apreciada antes de ser conocida. Cuando en los medios se habla del juego, la charla se define como "futbolera", un eufemismo que finalmente define un subgénero.
“Hablen del juego…”. Tres décadas y monedas atravesando diferentes etapas del periodismo deportivo y siempre explota la misma demanda: que en los espacios dedicados al fútbol, alguien, alguna vez, hable del juego. Un pedido cruzado, de unos periodistas y comunicadores a otros. Desde la fortaleza imperial de las tiras radiales que organizaban la agenda y la explosión de los programas de cable hasta las cuentas de Twitter, hasta el streaming autogestionado y el streaming que no se sabe quién se las pone porque las cuentas no dan, siempre el mismo pedido: “hablen del juego”.
El asunto tiene su inception: comunicadores que todo el tiempo piden que los demás hablen del juego, pero ellos nunca hablan del juego sino que hablan de que nunca se habla del juego. Misterio.
Es un asunto rarísimo el del periodismo dedicado al fútbol que nunca habla de fútbol. “Del fútbol-juego”, aparece rápida la aclaración. Porque si el fútbol es la metáfora de todas las cosas, es más grande que la vida, es la cosa más importante de las menos importantes, la gran charla nacional finalmente se basa en todo menos en el fútbol como juego.
Las subtramas del futbol en situación de cobertura periodística siempre le ganaron al contenido que nace en el césped. Y desde que los diarios ya no importan, porque la gente ya vio el partido y una crónica del día siguiente, aparentemente, no tiene nada para aportar (la pregunta es quién es el responsable de semejante carencia en la visión global del periodismo), los asuntos del fútbol-juego se pasan por alto con mayor velocidad.
¿Novedades acá? Ninguna. Hace largo tiempo que hablar de fútbol no significa necesariamente hablar del juego. Es justo también marcar que la paleta temática del fútbol cuando se lo aborda como eje de conversación incluye un gran número de itemos que no son precisamente el juego. No es lo único de lo que se debería hablar.
En los grandes acontecimientos como el Mundial, la Copa América, la Euro, la convocatoria del fútbol es una excusa para ir por otros lados: negocios y negociados; cultura y origen de los pueblos y etnias de los seleccionados; el pulso local medido a partir de la charla con un taxista y una larga serenata sobre las peripecias cotidianas de los enviados especiales: qué comen, si está todo caro o barato, puntaje de la minas y ahora de los tipos también. Finalmente, en el corazón del asunto, dejar que los hinchas hablen en todo momento. El rey del contenido, constante y absoluto.
Ahora mismo hay decenas de enviados a la Copa América cuya producción esporádicamente toma contacto con el torneo. Utilizan la geolocalización del campeonato para producir toneladas de shorts y vlogs de “color”. Lo que era marginal ahora es central. El fútbol como juego es satelital. De todos modos parece haber una demanda natural para que la generación de contenidos se ofrezca de esta manera. Porque la aceptación es total.
Todos quienes hemos trabajado en el hecho de cubrir fútbol hemos pasado por ahí y se sigue pasando por ahí. Cada vez más. Por supuesto que existen programas de análisis y de debate centrados en la táctica y la estrategia, pero su excepcionalidad confirma la tendencia.
Fuera de los grandes acontecimientos, el fútbol doméstico de cada día, tiene su agenda con temas propios muy reconocibles: cuales son los once para el domingo; si el técnico duda; si se cae el pase; si hay inhibiciones para el club; si el técnico sigue si pierde el próximo partido; la llegada de un grupo inversor. Gran variedad de propuestas, entre ellas una notable pasión por la precisión en el horario en que los vuelos charters con el plantel despegan o aterrizan. Esos verticales de asuntos obligados confluyen y se mezclan, dan forma al contenido usual, incluso entretienen. Y si gozan de buena salud es porque hay un acuerdo general para que la maquinaria funcione así.
Lo que se entiende como “hablar del juego” es un contenido para temporada baja. En la época de los recesos de campeonato, sin la locura informativa cotidiana del torneo en marcha, surgen espacios más liberados como para convocar a un entrenador o un ex futbolista para dar lugar a la “charla futbolera”, eufemismo que desde su enunciación refiere a lo ocasional que resulta hablar del juego. Un subgénero dentro de la gran conversación nacional. (Las páginas deportivas hace 30 años usaban ese tiempo muerto para hacer producciones al estilo: “El deporte en las cárceles”, como para dar una señal de que la actividad obligada estaba en pausa)
En estos tiempos más cercanos, cuando aparecieron los que usan datos para hablar del juego, lo que ya hemos dicho y explicado tantas veces: aparece la prédica de dedo levantado acerca de que las estadísticas nunca explican nada. Con lo cual, al que habla “de fútbol desde los datos”, se le intenta aplicar el correspondiente correctivo para que cese en su accionar.
Como cierre de esta tesis al paso, es probable que el asunto se resuma en estos dos puntos:
Los usos y costumbres establecieron que “hablar del juego” sonara a poco. Y con la fortaleza del fútbol como hecho cultural y comercial fue inevitable y necesario expandir todo el potencial de su contenido hasta donde fuera posible.
Sabemos menos de lo que creemos sobre el juego, entonces como modo de protección apuntamos mejor a comentar todo lo que lo rodea. Por si alguien se llega a dar cuenta.
Ahora si: la charla futbolera
Tal vez por todo esto la conversación de Juan Pablo Varsky con Lionel Messi fue valorada y apreciada antes de ser conocida. Una vez publicada, mucho más. Si siempre es fascinante ver y escuchar a dos personas que entienden de lo que hablan, el asunto se vuelve aún más superlativo si resuelve un problema de escasez: que Messi hable de fútbol en una época en que las entrevistas a Messi son frecuentes.
Me puedo equivocar, pero ya pasó el tiempo en que hablar con Messi podía ser muy difícil. Es entrar a YouTube de los últimos 2 años y darse cuenta de eso. Por supuesto que tampoco es una posibilidad que esté al alcance de cualquiera. Entonces, la promesa de una charla sobre fútbol con Messi generó expectativa de paso del Cometa Halley, que puede ser visto “como quieras, cuando quieras” y a repetición. En YouTube llevaba más de 400 mil reproducciones en cuatro días desde su estreno. El impacto en redes sociales se cuenta por millones.
En cierto modo el encuentro Messi-JPV es la otra cara de la moneda de la famosa conversación picante con Migue Granados, cuando en ese momento se abrió el debate sobre si eso era o no periodismo. Que en el fondo es mucho menos grave que nos preguntemos si algo es o no medicina, cuando vemos una charla en TV patrocinada por un suplemento dietario. Ese tenor de conversaciones con Messi, la búsqueda íntima, intentar conmoverlo, emocionarlo o emocionarse, el tono con ojos vidriosos para el “qué sentis cuándo…”, son intentos con abundancia de versiones. Algunas más felices que otras.
La conversación sobre fútbol trascendió las fronteras de la rareza. Porque el asunto podría haber quedado solo en eso, pero su contenido fue muy nutritivo. Mi foco preferido está en la pregunta acerca de sus caminatas en el campo de juego, ya que al “hablar de fútbol desde los datos”, en Qatar 2022 nos ocupamos específicamente del tema.
Una de las novedades del Mundial estuvo en como FIFA abrió una buena cantidad de métricas del juego que nunca antes se habían revelado. En ese apartado aparecieron algunos datos físicos. A trazo grueso se pudo observar que Messi anduvo a ritmo de caminata (velocidad de 0-7 km/h) casi el 60 por ciento de los minutos de los partidos de Qatar 2022, un dato que luego puede tener múltiples interpretaciones (que no es lo mismo que opiniones) en función de su cruce con otros aspectos técnicos y tácticos.
Una reflexión final puede apuntar a que analicemos con el mismo prisma si las conversaciones sobre política que vemos en los medios realmente son sobre política, o si lo que vemos son un desfile de personas que opinan sobre las opiniones de otras personas; gente que solo dice cosas sobre cosas que dijeron otros, bajo un supuesto cielo estrellado de la política. Lo mismo vale para el espectáculo, la economía, el emprendedurismo o las finanzas. Cada quien puede armar su listado.
Todo se reduce a una simple pregunta. Al alcance de cualquiera que tenga un mic, una webcam o un celular con grabador. Y también posible de hacérsela a cualquiera cuyo despliegue profesional esté basado en una pelota:
-Lionel, ¿querés qué hablemos de fútbol?
📌 Curioso y atractivo artículo sobre las diferencias de salarios entre los directores técnicos de la Euro 2024 y la Copa América 2024. Más curiosa aún la relación entre Lionel Scaloni y otros entrenadores de seleccionados de Conmebol que no son campeones del mundo. Es decir: todos.
📌 Enorme el line up de speakers en Sports Summit México. Acá pueden seguir toda la actualización de nombres, perfiles y compañías.
📌 Todavía se habla del empate que Costa Rica le sacó a Brasil en el debut de la Copa América. “Lo de Gustavo”, la clásica cocina casera que sabe preparar Alfaro. En este gráfico pueden ver la zona de la cancha en la que Costa Rica tuvo más del 55 por ciento de toques de la pelota en el partido. Increíble.
Gracias por leer.
Hasta la próxima,
mg.
"Es periodismo la entrevista de Granados a Messi? Lo debatimos después en nuestro programa deportivo! Antes contame cómo es comer en la Copa América?"
Gran llamado a la reflexión, Marcelo. Y me quedo también con una frase tirada al pasar. El dato -de la caminata de Messi en este caso - puede tener muchas interpretaciones, que no es lo mismo que opiniones.