"Todo lo bueno está del otro lado de cansado" - Andre AgassiAndre Agassi, uno de los mejores jugadores de la historia del tenis, describe al deporte como un tormento en su biografía "Open"; pone del lado del bien a todo aquello que se contraponga al cansancio y a ver la vida del deportista como un espacio donde solo habita el dolor.La fatiga y la sobreprestación de los futbolistas son el emergente más visible de los exigentes calendarios del fútbol actual. Triples fechas de eliminatorias mundialistas para recuperar el tiempo devorado por la pandemia; entrenadores que miden los minutos de juego de los futbolistas cedidos a los seleccionados -como si ese fuera el único factor que revela el desgaste de un atleta- para poder utilizarlos ni bien llegan y esperar que el cambio de “chip” haga el milagro del bienestar. Se acumulan viajes nocturnos, sueños alterados, poco entrenamiento y mucho riesgo de lesionarse por falta de rutinas entre partidos que contribuyan a construir la resistencia de un jugador. El fútbol de élite invierte mucho dinero en futbolistas bien pagos, pero luego se muestra endeble para proteger una inversión que precisa de buen descanso, recuperación y un sueño de calidad. La industria deportiva es una factoría de intangibles. Intenta vender emociones, momentos únicos, recuerdos que crucen las generaciones y la adrenalina de un instante que se pueda monetizar en un video de redes sociales. Nada que se pueda tocar con las manos, solo sentirlo. El descanso adecuado y la recuperación de un futbolista constituyen otros intangibles que, mal llevados, producen pérdidas no siempre cuantificadas por quienes deberían analizar esos números.Estamos en la era del futbolista agotado, que a su vez pertenece a la era de los datos; por eso este newsletter refleja insights y tendencias para entender cómo el fútbol no consigue proteger su insumo principal: el futbolista sano.
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😓 La era del futbolista sin descanso
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"Todo lo bueno está del otro lado de cansado" - Andre AgassiAndre Agassi, uno de los mejores jugadores de la historia del tenis, describe al deporte como un tormento en su biografía "Open"; pone del lado del bien a todo aquello que se contraponga al cansancio y a ver la vida del deportista como un espacio donde solo habita el dolor.La fatiga y la sobreprestación de los futbolistas son el emergente más visible de los exigentes calendarios del fútbol actual. Triples fechas de eliminatorias mundialistas para recuperar el tiempo devorado por la pandemia; entrenadores que miden los minutos de juego de los futbolistas cedidos a los seleccionados -como si ese fuera el único factor que revela el desgaste de un atleta- para poder utilizarlos ni bien llegan y esperar que el cambio de “chip” haga el milagro del bienestar. Se acumulan viajes nocturnos, sueños alterados, poco entrenamiento y mucho riesgo de lesionarse por falta de rutinas entre partidos que contribuyan a construir la resistencia de un jugador. El fútbol de élite invierte mucho dinero en futbolistas bien pagos, pero luego se muestra endeble para proteger una inversión que precisa de buen descanso, recuperación y un sueño de calidad. La industria deportiva es una factoría de intangibles. Intenta vender emociones, momentos únicos, recuerdos que crucen las generaciones y la adrenalina de un instante que se pueda monetizar en un video de redes sociales. Nada que se pueda tocar con las manos, solo sentirlo. El descanso adecuado y la recuperación de un futbolista constituyen otros intangibles que, mal llevados, producen pérdidas no siempre cuantificadas por quienes deberían analizar esos números.Estamos en la era del futbolista agotado, que a su vez pertenece a la era de los datos; por eso este newsletter refleja insights y tendencias para entender cómo el fútbol no consigue proteger su insumo principal: el futbolista sano.