💡 La dinastía de los Lakers y el valor de los visionarios en la industria del deporte
Cómo mirar la serie de los Lakers desde los hombros de los visionarios
Winning Time nos sitúa en el verano norteamericano de 1979. Es una ficción que nos lleva 43 años atrás, y para varias generaciones de fans del deporte, eso significa un viaje hacia un momento totalmente desconocido. El ejercicio que hay que hacer es el de la incorporación de la noción de un tiempo en el que probablemente varios de ustedes todavía ni vivían. Aunque no es particularmente mi caso, sí se trata de un momento de la humanidad en el que no existía el tiempo real ni la cercanía de lo remoto a partir de las conexiones. Las noticias se conocían recién al dia siguiente, aún las más trágicas.
Esa época, en función de lo que cuenta la serie, se puede describir en los siguientes datos:
La NBA tenía 30 años de existencia. Comparada con otras ligas de deportes norteamericanos era casi marginal. Cualquier idea de internacionalización de su marca todavía no estaba contemplada.
ESPN había iniciado sus transmisiones un mes antes del inicio de esa temporada. SportsCenter era su único producto. Los primeros derechos comprados en básquet fueron el campeonato de la NCAA y en marzo de 1980 crean el concepto de “March Madness”.
La transmisión de los partidos de NBA descansaba en las televisoras locales de las franquicias y en ocasiones se emitían los partidos
No existía aún el concepto de highlights y estaba solo el re-run (repetición) como instrumento para revivir un triunfo.
La temporada 1979-80, momento en el que se inicia la serie, fue la primera en la que se introduce el tiro de 3 puntos. FIBA lo incluiría en su campeonatos recién en 1984, luego de los Juegos Olímpicos de Los Angeles.
Magic Johnson imponía sus gustos musicales en el vestuario con su grabador gigante que llevaba en el hombro. Sony recién había lanzado el “walkman” el 1 de julio de 1979 y distaba de ser todavía el producto masivo que cambiaría para siempre la cultura del consumo personalizado.
El duelo entre Magic Johnson y Larry Bird implicaba trasladar una lógica de marketing que existía en los deportes individuales para atraer audiencias, con claros ejemplos como Ali-Foreman, Borg-Connors, Borg-Vilas, Lauda-Hunt y Navratilova-Evert. La década del 80 iba a ser muy prolífica en materia de entender el deporte como un asunto de duelos personales.
La mención del walkman no es antojadiza. Representó una innovación de impacto planetario y que en el deporte también tuvo sus derivaciones: en Winning Time se ve un vestuario muy social, de conversación entre compañeros, que según nos cuentan quienes llegaron a integrar un “vestuario NBA”, ya no existe hace tiempo. El dispositivo musical oficia como instrumento para construir muros individuales en los camerinos deportivos. Recuerdo que en los años 80 eran recurrentes las opiniones de jugadores argentinos sobre cómo el walkman había hecho todavía más egoísta la vida del tenista del circuito, quienes hasta finales de los años 70 solían moverse como troupe por los diferentes torneos.
Estos rastros nos confirman la existencia de otra época. Es en esos días de ese otro mundo ya evaporado, que la serie nos presenta a Jerry Buss -de profesión químico, eximio jugador de póquer y gran estratega en el Monopoly- quien decide comprarle la franquicia de Los Angeles Lakers a Jack Kent Cooke, un empresario de medios canadiense, con ganas de desprenderse de sus activos. Los negocios entre ellos alcanzan niveles demenciales porque Cooke, como condición para hacer la transacción y en efectivo, quiere comprar el edificio Chrysler en Nueva York.
Hablamos de “Dr. Buss” como un visionario y se obligado a hacer su magia: transforma la compra de una franquicia deportiva en un negocio de bienes raíces. Una operación triangulada con los dueños del edificio Chrysler y préstamos bancarios, para sostener lo que en realidad Cooke le transfiere en la negociación: el equipo de los Lakers, pero también a los Kings de la NHL y The Forum, el estadio donde jugaron hasta la mudanza al Staples Center en 2000.
Buss se queda con los tres activos por 67.5 millones de dólares. Otro dato sobre el paso del tiempo: no hay comparación posible entre el valor del dinero de esos tiempos y nuestros días. La franquicia de los Lakers está valuada en más de 5 mil millones de dólares y el Staples Center ahora se llama Crypto.com, a cambio de un contrato de patrocinio de 700 millones de dólares por 20 años.
No tiene mucho sentido volver a contar la historia de la dinastía de los Lakers -bastante de eso hay en el podcast que acompaña esta edición- y mucho menos hacer un spoiler de la serie de HBO Max. Lo que sí tiene sentido es destacar la visión de Jerry Buss que buscó transferirle a la franquicia su propio estilo de vida, que no era otro que el del Hollywood de esos días.
La visión de Jerry Buss con su Showtime es que los Lakers se conviertan en el escape de la realidad preferido de la ciudad de Los Angeles. Con la promesa de una noche de encanto donde iba a estar Jack Nicholson en primera fila y probablemente Michel Jackson, Dionne Warwick y Rod Stewart en el club nocturno exclusivo en el que se convertía The Forum luego del partido. Ver un partido de básquet donde las cheerleaders no alentaban al equipo, sino que seducían al ritmo de la música disco. Hacer de un partido de los Lakers el lugar donde había que estar. Las otras franquicias solo ofrecían partidos de básquet sin otro valor agregado. Por alguna razón, la propuesta de Buss hizo la diferencia.
Sin los vicios de esa nocturnidad, donde según la serie Dr Buss se movía sin límites, David Stern saluda ese espíritu emprendedor de Buss. Perono encuentra ningún eco en Red Auerbach, presidente de los Boston Celtics, que desde la posición de franquicia dominante, aborda el negocio exclusivamente desde la disputa deportiva. Buss quiere llevar a los Lakers a otro nivel y Stern entiende que eso impactará en la liga. Al día de hoy, la NBA no se mueve un centímetro de la idea de que todo lo que sucede en el campo de juego es sagrado, pero el show que tomó impulso a partir de los años 80, lleva claramente la firma de Jerry Buss.
Los visionarios que transforman su deseo en una misión fueron siempre una parte vital en el desarrollo de un deporte. En la Argentina esa presencia del siglo pasado todavía se corporiza en los estadios que llevan nombres de personas, esos “gigantes” que nos precedieron como personajes que tomaron el timón y marcharon hacia un determinado destino. Desde ya que también hay quienes hoy mismo dan su dedicación total al club, pero todavía subyace la idea de que eso debe ser reconocido porque lo hacen quitándole tiempo a otras actividades personales.
El contraste definitivo está dado por un llamativo comportamiento de directivos que plantean la conducción de sus clubes como si fuera un segundo trabajo en su lista de prioridades. Tampoco apelan a poner líneas ejecutivas -y si las tuvieron no les dieron autonomía- para llevar la marcha diaria de los asuntos de sus instituciones, elaborar un plan estratégico y no vivir en estado de emergencia permanente. Delegar sin que haya una sensación de desgobierno.
Sucede que en 2022, los costos por manejar un club en modo “part-time”, son altos. Además de las reacciones de los hinchas enojados en los estadios, los directivos de los clubes son target del descontento constante y en aumento que se manifiesta a través de las redes sociales. Lo que antes se manifestaba cada 15 días en una cancha, ahora es un zumbido permanente que, como todo zumbido, no deja pensar a nadie con tranquilidad.
Los directivos de los clubes cuestionados optan por cerrar los mensajes a sus cuentas o directamente ignorarlos. Entonces, en la era del engagement total, en los días donde el valor está dado por cómo se construyen comunidades y se las alimenta -el fútbol como actividad nació con sus comunidades ya establecidas y consolidadas-, se dinamitan esos puentes virtuales y se desconectan definitivamente de sus socios. De eso es muy difícil regresar y es el peor modo de gestionar los activos de un club de fútbol. Especialmente cuando se utilizaron, como corresponde, las redes sociales para dar mensajes y hacer convocatorias cuando los vientos soplaban a favor.
Hubo clubes que encontraron cierta paz y hasta superávit operativo en los meses de la pandemia de 2020, cuando no había actividades, los socios seguían pagando sus cuotas, la televisión giraba sus dineros, pero no había fútbol. Que un club funcione “bien” sólo cuando está paralizado es un oxímoron.
El deporte precisa de visionarios con una lectura permanente de la marcha de las innovaciones. Es una época colaborativa, porque los clubes no son rivales entre sí cuando deben alcanzar a sus seguidores y ofrecerles contenidos, propuestas y beneficios. Se inclinan a compartir experiencias de éxito y aprender de los errores del otro. Los clubes de fútbol son organizaciones que han crecido en su influencia y además de dar respuestas deportivas, sociales y territoriales, tienen el mandato de abrazar a fanáticos a la distancia, atenderlos como se debe y forman parte de la conversación general. Eso los lleva a estar bajo un escrutinio constante y un control que en otros tiempos no existía.
No se trata únicamente de comprar franquicias o refundar clubes a cada instante. Muchas veces es todo lo contrario: alcanza con pararse sobre los hombros de otros gigantes, apreciar su obra, continuar líneas de trabajo y sumar mejoras de un 1 por ciento que al final de toda una temporada se hagan visibles.
Los resultados de conducir instituciones en los ratos libres ya están a la vista.
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Para contar en el chat del grupo👀
🏴☠️ Regresa el Summit Antipiratería y por primera vez desembarca en la Argentina. Organizado por LAAPIP (Latin America Anti-Piracy & Intellectual Property Consulting), y TTV Media Group, esta nueva edición tendrá lugar en Buenos Aires en el Palacio Duhau - Park Hyatt. Bajo el lema "La tecnología como parte integral en la protección de la propiedad intelectual", el evento contará con la presencia de Carlos Del Campo, Director Adjunto a la Presidencia de LaLiga, y Juan Cichero, Head of Brand Protection de Mercado Libre Argentina, entre otros speakers. Es la edición número 25 del Summit. Para registro e informes, acá.
🏀 Entre 1997 y 2021, la Argentina tuvo 10 presidentes y 23 ministros de economía. En ese lapso, apenas tres entrenadores fueron los que condujeron a la selección de básquet que ganó 16 títulos internacionales, entre los que sobresale la medalla dorada en Atenas 2004. “3DT” es una película que vuelve sobre el fenómeno de la Generación Dorada, en un ejemplo de trabajo a largo plazo que no abunda y que revolucionó al deporte argentino. Matías Conde estuvo en el estreno de la película en el marco del BAFICI y nos cuenta qué le pareció.
📱 En La Liga quedaron muy contentos con los números de audiencia del fútbol en formato vertical transmitido por el canal Gol en Tik Tok: más de 733 mil visualizaciones, 68 mil comentarios en el chat, 7 mil veces compartido y 1.2 millones del likes sobre 506 mil usuarios únicos. La experiencia fue descrita como un complemento del broadcast tradicional y para su realización, Mediapro utilizó un equipo exclusivo de 30 personas. Es la segunda innovación de relevancia hecha en el fútbol europeo en este formato 9:16: Bundesliga ya lo había hecho en la final de la Supercopa de Alemania en 2021.
💍 Oura superó en marzo el millón de unidades vendidas de su anillo inteligente y la compañia fue valuada en 2.550 millones de dólares. El wearable que analiza la calidad del sueño, frecuencia cardíaca y otros parámetros de salud que ofrecen insights de bienestar a su usuario, tiene alianzas con la NBA, WNBA, UFC, NASCAR y Manu Ginóbili ha hecho popular el uso de ese anillo. En este episodio de Big Data Sports hablamos de Oura y del crecimiento del mercado de wearables aplicados a la actividad deportiva.
🎁 NBA lanzó The Association, una colección de NFT dinámicos que cambian de apariencia con el paso del tiempo, según el desempeño del equipo y del jugador en la cancha. La propuesta incluye un total de 30.000 NFTs asociados a los playoffs de la NBA 2022, que equivalen a 125 ediciones por jugador. Las piezas son acuñadas “a ciegas” y de manera aleatoria, lo que significa que nadie sabrá qué jugador tendrá prioridad para el lanzamiento. Además de la plataforma The Association habrá un mercado secundario establecido en OpenSea.
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Datazo
Ligue1 es la liga donde se juega la mayor cantidad de tiempo neto de sus partidos: 56m18s. Le siguen el Brasileirao (55m20s) y la Premier League (55m03s). Debajo de las ligas de Chile y Perú, la Liga Profesional de Fútbol de la Argentina juega en promedio un tiempo neto de 51m45s. Los equipos con el promedio más alto son Defensa y Justicia (54m52s) y River Plate (53m51s). Los datos fueron publicados por Infobae basado en las métricas de Opta. Pueden encontrar el reporte completo acá.
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mg.