🤳Smartphones en París 2024: viralización y moral en las redes sociales, en el año de los Juegos Olímpicos
El comportamiento de manada en social media y la presión para demostrar que estamos del lado de los buenos, en ocasiones omiten lo principal: averiguar por qué suceden las cosas.
El primer newsletter del año sintoniza con una cuenta regresiva hacia el gran acontecimiento deportivo de 2024: los Juegos Olímpicos. Faltan seis meses. Y París lleva diez años de trabajo para el emplazamiento de unos Juegos que ubicará sedes de sus competiciones en las clásicas postales de la ciudad: Torre Eiffel, Place de la Concorde, Les Invalides, el Puente Alejandro III y el río Sena, entre otras locaciones. La maratón de París 2024 buscará la convergencia de los corredores de élite con los runners aficionados.
París 2024 sucederá en sus calles. También será una explosión de consumo digital con innovaciones en sus transmisiones; además el COI, acorde a estos tiempos, ya anunció flexibilizaciones en sus directrices para el uso que los atletas harán de sus redes sociales.
El despliegue que promete hacer París 2024 era un motivo suficiente para que la llegada del año de los Juegos, en París, se celebrara de un modo especial.
Pero muchos vieron otra cosa. Y ese es el eje central del contenido del newsletter.
⚠️ Sports Summit San Pablo 2024 ya tiene fecha: 7 al 9 de mayo. Y ya tiene lugar: el nuevo complejo deportivo y comercial estadio Pacaembú. Muy pronto se conocerán los primeros speakers internacionales del evento que reunirá lo más destacado de las organizaciones deportivas, clubes, ligas, la industria del gaming, plataformas audiovisuales y startups tecnológicas ligadas al deporte.
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Smartphones en París 2024: la tendencia de replicar contenido y opinar lo que opinan todos
El 2 de enero de 2024 se viralizó la imagen que vemos arriba: miles de personas apuntando con firmeza de sniper hacia el Arco del Triunfo en París, en la cuenta regresiva para recibir al nuevo año. El poder de la viralización no se define solamente para la alta circulación de una mismo posteo digital hacia el infinito y más allá, sino que también suele ser acompañado de posiciones personales que se repiten como la misma imagen.
Una imagen, una sola idea. Un mismo estímulo, muchos que dicen lo mismo.
Crucé casi todo en enero con esa situación en mi cabeza y con ganas de escribir algo al respecto al regreso del newsletter. Porque lo que más me llamó la atención de todo el asunto fue la gran omisión en la que cayeron periodistas, medios, tecnófilos de X y opinadores de todo lo que haya para opinar,al referirse a la imagen replicada en formato jpg o video: que la cuenta regresiva del año nuevo se daba en la ciudad que recibe este año a los Juegos Olímpicos.
Todos hablaron de París y de la llegada del 2024. Nadie conectó tiempo y lugar para hablar de París 2024 como hecho convocante. La foto es candidata a aparecer seguido en charlas y masterclass sobre tendencias en redes sociales. Si se la cruzan en ese contexto, sepan que faltará algo si no se vinculan esos elementos.
La amplificación de lo que se vuelve viral -no existe una cosa sin la otra- se potencia por la visión del mundo que ejercen ante un determinado hecho. En el caso de las multitudes que empuñaron sus smartphones sobre Champs Elysee, la reflexión tuvo tono de condena resumido en estas tres ideas:
Nadie se besa ni se abraza con la llegada del nuevo año.
Ya no miramos nada si no es a través de nuestros teléfonos móviles.
Los smartphones usan a los humanos como medio de transporte.
Una biblia de la cultura geek como es Wired no se privó de publicar su alarma por la situación con abundancia de citas al filósofo surcoreano Byung-Chul Han, sazonado con algo de la sociedad del espectáculo de Guy Debord y el terror manifestado por la adicción a las redes sociales, el turismo como práctica instagrameable y el respaldo de tuiteros en alerta por estos comportamiento. En ninguna parte del artículo se mencionó que el hecho se produjo en la ciudad que tendrá en 2024 a los Juegos Olímpicos. Paris 2024 como acontecimiento, que comenzá en seis meses, fue lo que hizo que esa gente estuviera allí.
No hubo multitudes con smartphones en París para recibir el 2023 y probablemente no las haya en la llegada del 2025. Una convocatoria multitudinaria para la cuenta regresiva con el arribo de 2024, en París, tenía todo el sentido del mundo. Y allí estuvieron personas como vos y como yo, con sus teléfonos, captando ese instante.
El instante de una foto congela un momento y el resto lo hace la imaginación. Damos por sentado que segundos después esa gente tampoco se abrazó, ni se besó, ni celebró. Más alarmante me parece esta idea que todo lo anterior.
Escribir en las redes sociales que nadie se besa ni se abraza ni celebra (completo el cuadro de quien habla con expresión afligida, la mano derecha en el pecho a la altura del corazón y la otra mano que la cruza por encima…) es un impulso que se activa desde la propia dinámica que tiene el social media. Damos a entender que, de haber estado ahí, nosotros nos habríamos comportado de otro modo.
¿De verdad? ¿Seguro que no fuimos, no somos o no seremos como alguno de esos hinchas que captan la genialidad de Messi en las canchas con sus teléfonos y después, solo después, se entregan a la celebración?
Es un pensamiento que surge de la moral que aplicamos cuando somos consumidores de contenido en redes y no sus productores: tenemos una compulsión a señalar lo que entendemos que está mal, en ese comportamiento soportado en la distancia digital. Como esos periodistas deportivos que se mofaban de los errores de los arqueros de las ligas internacionales (“Ay, el arquero…”) y hacían silencio conveniente ante acciones similares de los arqueros que vivían a 15 minutos de auto del canal.
Lo digital redescubre lo que ya teníamos adentro. Pero la moral imperante en las redes, la tendencia sin freno de sentar posición sobre cada hecho, parecen precisar de una extensión de certificados que demuestren que somos buenas personas.
No desestimo las alarmas encendidas con relación al excesivo uso de los smartphones, la dependencia de los likes en las redes sociales para sentirnos validados, la selfie como versión comercializable de nuestro ego y como imitación de lo que hacen otros (conceptos sacados del libro Tristes por Diseño, las redes sociales como ideología de Geert Lovink), como probables síntomas de preocupación. Justamente el libro citado habla sobre las relaciones sociales a través de las redes como flujos constantes de emociones y validaciones que activan la dopamina ante la novedad. Para cuando esa novedad se apagó, sobreviene una sensación equiparable a la tristeza.
Crucé todo enero pensando en esa imagen viral de París y con preguntas que me aparecieron a repetición durante la larga reflexión en el receso del newsletter:
¿Por qué habiendo tantos smartphones que registraron lo mismo se viralizó una única imagen que consumió todo el mundo?
¿Dónde están todas las capturas, imágenes y videos de ese océano de móviles sobre Champs Elysee?
¿Por qué nadie relacionó que esa convocatoria se produjo especialmente por la celebración de los Juegos París 2024? ¿Desinformación, pereza o ignorancia conveniente?
¿Pasó lo mismo el año anterior? ¿Parisinos y turistas cambiaron su comportamiento de un año para el otro?
¿Es imprescindible no averiguar algo más para que la verdad no arruine nuestra reflexión bienpensante? (“Nadie se abraza, nadie se besa, en qué nos hemos convertido los humanos!!”).
¿De dónde surge la pulsión por juzgar y poner en juego nuestra moral, demostrar que estamos del lado de los buenos, solo a partir de una imagen de la que no sabemos casi nada?
Y para el final: ¿por qué nos sentimos impulsados a decir lo que dicen otros y no queremos desentonar? ¿Por qué se elige la zona de confort para replicar lo que dicen los demás?
Esto último es casi una fórmula en la comunicación deportiva en redes en cuentas en manos de agencias de marketing, periodistas encumbrados, periodistas in progress y aficionados y entusiastas que saben de lo que hablan: la réplica del contenido hasta el infinito y más allá. La seguridad de publicar lo que otros ya publicaron. Posteos que quedan al borde del plagio, que no superaría el juicio de un VAR de contenidos y que son salvados sobre la línea con un “Vía Gastón Edul” o similar. Solo para cubrirse.
Lo que no funciona en redes es que todos digamos lo mismo. Ok: hacen bulto de likes apalancados por el feed de granjas de trolls, pero no soportan un scrolleo sin poner en juego la autenticidad del producto. Los CM rara vez aman el contenido de autor.
Será por eso que comenzamos 2024 con algo de ruido. Prometemos, sin soberbia, mucho de lo que no se encuentra en otro lado. El posteo karaoke acá no tiene lugar.
Estamos de vuelta. Y estaremos en París 2024.
El impacto del “efecto Messi” en Inter Miami
Inter Miami tuvo una tasa de crecimiento del 74 por ciento anual en el valor de las franquicias en la MLS y superó la barrera de los mil millones de dólares en su cotización. Primeras giras internacionales, duplicación de su facturación publicitaria, acuerdos con Apple y mayor ventas de entradas a precios superiores, todo eso explicado a partir de la llegada de Messi a la liga.
90’+3
🤹 Otra de CMs: los clubes de fútbol de la Argentina se inclinaron por publicaciones humorísticas para la presentación de los jugadores que se sumaron en el mercado de pases. La tendencia trajo resultados desparejos ya que la cuerda de la risa, como la del llanto, vibra de diferente manera en cada creador y en cada espectador. La LPF hizo un resumen con los posteos más destacados.
🎬 Netflix avanza con la transmisión de eventos deportivos en vivo y ahora anunció un acuerdo de largo alcance con WWE para el streaming de WWE Raw a partir de 2025. Tras otras experiencias que aquí hemos comentado, Netflix orienta hasta ahora un concepto sportainment para el live de su propuesta de contenidos. Todo obliga a seguir de cerca la posibilidad de nuevos acuerdos con competiciones deportivas más clásicas. En tanto, ya confirmó el estreno de la sexta temporada de Drive to Survive el próximo 23 de febrero.
🎾 Rafael Nadal hizo un acuerdo con Infosys para ofrecer "Rafa Forever", una plataforma para crear arte personalizado basado en la inteligencia artificial generativa.
Los fans pueden elegir imágenes de Rafa de diferentes épocas y customizarlas según estilos artísticos y los clásicos "prompts", que permiten darles un contexto especial a cada creación. Un gran crossover entre la IA, los datos y una figura ya mítica del deporte. Cómo crear tu propio Rafa Nadal: Infosys.RafaForever.com
En algún momento de febrero regresará el podcast de Big Data Sports. A medida que se vayan confirmando otras novedades y propuestas, cada jueves serán los primeros en enterarse. Nos espera un gran año!
Si quieren compartir lo que hacemos, total libertad para recomendar nuestro newsletter.
Hasta la próxima!
mg.
Arrancar con algo tranqui? no, deja, mejor vamos con algo totalmente disruptivo. Se celebra.
Entre la repetición de contenidos y los comentarios violentos, plagados de descalificaciones o que directamente buscan generar interacciones con opiniones absurdas que disfrazan de polémicas ("Si Messi hacía inferiores en Olimpo, no llegaba a primera") las redes sociales tienen cada vez menos contenido original y más ruido.
Y como los medios tradicionales están adaptando sus programas deportivos a esa misma lógica, se vuelve cada vez más difícil encontrar todo el análisis del deporte que hay de miles de periodistas, aficionados o especialistas. Esto sin decirlo desde la superioridad moral de nada, sino desde alguien que cada día más seguido le pasa de pasar horas con el teléfono y sentir que cada vez ve menos cosas.