🏎️Franco Colapinto: cómo se construye la carrera de un Gen Z argentino en la F1
El piloto de 21 años llega a la F1 con el respaldo de Globant, Bizarrap y compañías que representan la nueva economía. Tecnología, contenidos y talento deportivo para construir un nuevo fenómeno.
La llegada de Franco Colapinto a la Fórmula 1 como piloto titular de la escudería Williams ofrece varias capas de significados que apuntan a cómo se articula estratégicamente un proyecto en el automovilismo. Las habilidades y capacidades deportivas de un piloto no son suficientes sin un respaldo económico, dando por sentado que las inversiones en la Fórmula 1, cuando están, casi siempre encontrarán una butaca a la que darle soporte.
Franco Colapinto (21 años, Pilar, Buenos Aires, Argentina) se convierte en un caso en el que el armado de un proyecto deportivo encuentra financiación y además el aporte de compañías que se asocian a ese proyecto. Lo interesante del asunto es que a la frecuente combinación de apoyo al deporte de empresas privadas y estatales o de participación estatal (51% de YPF pertenece al Estado argentino), también ahora hay otras dimensiones para analizar: compañías tecnológicas que pertenecen a la nueva economía (Globant, Ripio) y que además están listas para una toma de decisiones rápidas (BigBox).
Un piloto argentino volverá este fin de semana a las pistas de la Fórmula 1 luego de 23 años. El modo en el que lo consigue también nos habla de la industria deportiva de la actualidad y el “cash” disponible para articular voluntades y apretar el acelerador.
Compañías tecnológicas, Bizarrap, empresas tradicionales, nueva y vieja economía: todas las dimensiones que abarca la llegada de Franco Colapinto a la F1
Un storytelling de estos tiempos. Bizarrap, el artista global de la música argentina, que se entera que Franco Colapinto precisa un sponsor para la F2. Contacta a Martin Migoya, CEO y fundador de Globant. De ahí a YPF. Luego una plataforma de criptomonedas. Quilmes regresa con fuerza a los patrocinios en la Argentina y su cerveza sin alcohol le da respaldo a la carrera del piloto de 21 años.
Todo narrado casi en tiempo real en las redes sociales. Tal como Liberty Media decidió revolucionar la F1 en 2016 para transformarla en un fenómeno global de consumo digital: todo se cuenta, todo se muestra. Fin del estilo Ecclestone donde todo estaba pensado exclusivamente para el que pagara derechos.
Franco Colapinto estaba listo para ocupar una butaca libre en Williams. Talento deportivo, sacrificio y constancia de un chico de 21 años. De la mano de una compañia que tiene su misma edad -Globant- y que desde la Argentina trabaja en la transformación digital de la industria deportiva.
El factor Globant
“Fast meets Fast” fue el slogan elegido por Globant para anunciar su alianza de varios años con Fórmula1 -hasta 2026- para transformar y mejorar las experiencias digitales para los fans de la categoría del automovilismo. Una empresa global, presente en 33 países con más de 27 mil empleados, dinámica y flexible para entender los nuevos vientos de la tecnología, se encuentra con los que gestionan la velocidad de carreras y pilotos.
“No somos un auto” era la otra idea que completaba el mensaje de Globant. Pero casi. La decisión de acompañar a Franco Colapinto en la F2, la sociedad con la propia F1, constituyen un impulso decisivo para el arribo del piloto a la butaca del Williams. La matriz de management deportivo que condujo todo el proceso es merito de la pericia de Bullet Sports Management, la empresa que maneja a Colapinto. Recomiendo este artículo del especialista Pablo Vignone para conocer todos los entretelones del convenio.
El impulso de Globant fue clave para aglutinar -y en algún caso puntual, también convocar- a un pool de empresas que respalden la participación de Franco Colapinto en este sprint final de temporada. Colapinto, a sus 21 años, llega a la F1 con el apoyo de diferentes compañías reconocibles como argentinas. Varias de ellas relacionadas con la “nueva economía”.
Globant
YPF
Cerveza Quilmes (sin alcohol)
Big Box
Flybondi
Ripio
Celulosa Argentina
Sin una participación estrictamente comercial, el aporte del artista y productor Bizarrap como partner generacional de Colapinto, es clave en el armado del proyecto porque es quien “saca la bola del estadio” para llevar al piloto a otros territorios por fuera del automovilismo.
Todo contenido digital asociado a esa relación, es garantía de ganar otros públicos en una era en la que la Fórmula 1 trabaja sostenidamente y con gran éxito para conquistar mercados y audiencias: el universo Drive to Survive nos habla exactamente de eso. Ahora Franco Colapinto puede ser también un contenido adicional que movilice más suscripciones para Disney+. Será uno de los temas a seguir.
Hay más.
Quilmes produjo la historia de Franco Colapinto en la pizzería “El Cuartito” -lugar emblemático de la gastronomía porteña y su cruce con los iconos deportivo- en una mezcla que la compañía maneja con sabiduría: la tradición como cultura deportiva de los argentinos, actualizada con un representante genuino de la Generación Z.
En ese aspecto es interesante ver con el correr del tiempo qué lugar ocupará Colapinto en el paisaje de los idolos y personajes del deporte argentino, promovido por Globant, Bizarrap y las marcas que también lo rodean. De momento es interesante ver cómo las tendencias de Google Argentina capturan el fenómeno, incluso con la generación de un hashtag propio:
La Argentina de Juan Manuel Fangio, Froilán González y Carlos Alberto Reutemann consideró siempre un derecho adquirido tener un corredor propio en la máxima categoría. O en todo caso, organizar un Gran Premio en Buenos Aires como una continuidad de ese mapa internacional de circuitos. Pero llevar un piloto a la Fórmula 1 desde la Argentina siempre requirió de un trabajo artesanal, no siempre preciso y no siempre en buenas manos.
Hace casi 15 años existió la atinada intención de poner a Pechito López en la máxima categoría. Todo el armado se hizo para financiar y darle cuerpo a una escudería literalmente fantasma como fue USF1. Una aventura que llegó hasta la propia Casa Rosada en el verano de 2010 y que a las pocas semanas, tras otra literal bomba de humo, chocó contra una inspección de la FIA que determinó que la escudería norteamericana no era capaz de poner un auto en la pista.
“No tenían ni auto. Todo fue el negocio financiero de alguien…o de algunos”, recuerda un ex ejecutivo de YPF que vio desde el costado del camino todo ese ciclo. Vale la pena revisitar ese dislate mayúsculo a partir de este artículo escrito hace menos de un año: USF1 Team: El mayor fiasco en la historia de la Fórmula 1.
Las comparaciones son odiosas e injustas. Por eso ahora cuando miramos a la Fórmula 1 desde este rincón del sur del planeta, se puede apreciar el trabajo estratégico y con sentido que ha desarrollado el equipo de Franco Colapinto para ocupar el lugar disponible en Williams.
Porque si algo ha tenido siempre la F1, aún con diferentes modelos de negocios y esquemas de gestión, fue la premisa de cruzar las capacidades deportivas de un piloto con el dinero adecuado que lo respalde. Una ecuación delicada. En ocasiones está el corredor, pero falta el financiamiento. Jamás habrá dinero para un piloto que no tenga las condiciones.
Todo indica que el proyecto de Franco Colapinto cumple con todas las condiciones que requiere la Fórmula 1 para formar parte de su universo. Los expertos del automovilismo aseguran que hay que tener expectativas moderadas en función del auto más que limitado que Williams Racing le dará a Colapinto para lo que resta de la temporada.
Así será: tiempo es lo que sobra y todo se escribe en tiempo real.
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Nos vemos pronto,
mg.
Tangencial, pero me llama la atención cómo apuntando a tanto contenido, la F1 falla en lo base que es la carrera. En la era del highlight suman circuitos con pocas opciones de sobre paso