🎞️Bielsa vs. highlights: nuevas ideas sobre cómo vemos el fútbol
El hiperconsumo del fútbol nos lleva a mirar más contenidos que los creados originalmente para la identidad del hincha. El espectador remoto como complemento del fanático tradicional
El regreso de Marcelo Bielsa a la dirección técnica ya tiene su primer aporte a la conversación que puede enriquecer al fútbol, aún antes de haber dirigido su primer partido con Uruguay. Bielsa tiene ese poder convocante: la charla comienza desde el mismo instante en que aparece, conecta otra vez con el torrente del fútbol y desde una conferencia de prensa puede iniciar un debate.
De lo mucho que Bielsa dijo en su primer contacto con los medios como técnico de Uruguay, pusimos el foco en los resúmenes de tres minutos. El resultado fue una visión sobre el formato de los highlights que antes no teníamos. Ya es ganancia.
Cada nuevo viaje de Bielsa, que siempre es más fascinante observar desde afuera del bielsismo, es una capa extra de conocimiento que el fútbol puede incorporar y asumir como propia.
Allá vamos.
El hincha y el espectador: el highlight como síntesis del juego y como transmisión del conocimiento
Marcelo Bielsa detiene el mundo cuando se acerca o se aleja de un proyecto futbolístico. Ni que hablar cuando los lleva adelante. Su manera de involucrarse con los destinos futbolísticos es singular e irrepetible. Nunca llega a las apuradas ni permite que su respuesta afirmativa sea el movimiento de arrebato de otro. Analiza con detenimiento el potencial de la oferta, el material humano disponible y de qué manera puede llegar a intervenir en esa nueva organización con su capacidad de mejora. Una vez que acepta, la transformación suya y del entorno, es inevitable.
El día de la conferencia de prensa antes 300 periodistas, Bielsa contó que antes de darle el sí a Ignacio Alonso, presidente de la AUF, estudió el proyecto a largo plazo de la federación, pero que también anduvo de paseo por Montevideo: junto a su esposa se mezcló con la gente en el transporte público y dio sus mejores esfuerzos para ser uno más en la rutina cotidiana de cara al río, sin impostar nada.
Son gestos y actitudes reconocibles. Durante su permanencia de casi cuatro años en Leeds United, Bielsa fue visto y fotografiado más de una vez en supermercados, sus calles y en esas pequeñas tiendas donde suena la campanita de la puerta cada vez que se abre. Bielsa fue más que un entrenador: fue un ciudadano de Leeds.
Citizen Bielsa en Leeds, pero antes en Bilbao, Marsella y Lille. Ser uno más. Adoptar el ritmo de la comunidad antes de hacer estallar al talento joven del equipo. Porque Bielsa va a adoptar la cadencia de una ciudad para luego enloquecer a los jugadores y sacarles todo lo que tengan para dar; a cambio les hará vivir una de las etapas más intensas y edificantes de sus carreras profesionales.
A los 67 años, Marcelo Bielsa toma el mando de la selección de Uruguay con un grupo de trabajo joven e inclusivo. Su imagen construida en función de sus convicciones, hace que ese perfil en ocasiones se confunda con la rigidez de sus ideas. La diferencia generacional con sus colaboradores y la manera en que se vincula con la tecnología, definen a Bielsa como un entrenador más flexible que lo que indica su fama. Esto lo dijo en la conferencia de prensa de presentación:
“Dentro de mis limitaciones trato de incorporar lo nuevo, pero necesito convencerme de que lo nuevo mejora al que lo incorpora. Para eso hay que dominar lo nuevo. El paso del tiempo hace que la edad no ayude a la flexibilidad necesaria para incorporar ideas nuevas. Estuve un año sin trabajar y mucho de ese tiempo lo utilicé para entender mejor algunos recursos y novedades. Siempre trabajo con gente que tiene 20 o 30 años menos que yo y evitan que uno imponga ideas antiguas y se asome a ideas nuevas. Si hay algo de lo actual que rechazo porque no conozco o porque conozco y no domino, le diría que no. Algunas cosas las rechazo porque las considero no superadoras. Porque soy polemista y me gusta perder las polémicas más que ganarlas, cuando hay algo novedoso que rechazo me someto a la discusión”.
Bielsa es un entrenador que influye en futbolistas y que influye en otros entrenadores. Exaspera a sus enemigos y no hace demagogia con sus adláteres en comilonas y trasnochadas típicas de entrenadores amigos, que luego nadie guarda para sí y todos quieren instagramear. Bielsa es dueño de un método intransferible, que a lo sumo tendrá expresiones aisladas y posiblemente imitadas en una genealogía de técnicos que se sienten herederos de su saber o que son puestos en ese árbol simplemente por contacto o cercanía ocasional. En esta entrevista de 2017, Mauricio Pochettino cuando era entrenador del Tottenham, marcaba el lugar común de considerar bielsista a cualquier ex jugador que lo haya tenido como técnico. El bielsismo como una expresión de la mirada de los otros.
Las ideas de Bielsa siempre fueron un aporte vital para el despliegue del fútbol. Por eso cuando hizo la referencia a la visión del juego desde los resúmenes de tres minutos -apenas un extracto de los 60 minutos de conversación que propuso-, el asunto se reveló como un punto de partida interesante para evaluar cómo el fútbol se consume, se enseña y se transmite (transmisión televisiva, pero también transmisión de conocimientos), en tiempos de saturación de contenidos y las diferentes categorías de sus destinatarios finales.
Marcelo Bielsa habló sobre la diferencia de ver fútbol como una expresión completa del deporte y verlo en formato de highlights. Separó tajantemente a dos tribus en función de ese atributo: el hincha mira el partido, el espectador consume highlights.
La diferencia de las formas fue apuntalada con una divertida metáfora sobre la vida conyugal:
”Es como si uno viviera con la esposa sólo los sábados a la noche. ¡No hay matrimonio que fracase!”
La otra referencia apeló a la división entre hincha y espectador según sus preferencias:
“Los resúmenes de tres minutos no son el fútbol ni muchísimo menos. El fútbol cada vez tiene más adeptos y cada vez se parece menos a lo que permite que un hincha se enamore del juego (...) Eso es ser espectador. Ser hincha es otra cosa. Al fútbol lo mantienen los hinchas. Hay que evitar destruir el fútbol”.
Todos tenemos un comportamiento semejante frente a los asuntos del fútbol: lo que no nos gusta, se vuelve un potencial peligro. Un “así el fútbol se muere” que nunca termina de suceder, y que incluso en este caso, almacena una paradoja en el vaticinio: las nuevas generaciones quieren más highlights y no menos cuando abrazan su gusto por el fútbol.
Bielsa desde la descripción de lo que no le gusta advierte el riesgo de un posible final para el fútbol, a partir de una industrialización del deporte donde entrenadores, directivos y periodistas forman parte de un involuntario plan para arruinarlo.
El highlight cómo síntesis: el delicado arte de conseguirla
“Quiere meter toda la historia de la medicina en una jeringa”, dijo una vez Valdano de Louis van Gaal, a finales de los noventa, cuando describía la cantidad de indicaciones que, como un avión bombardero, hacía caer sobre los futbolistas del Barcelona. Para los entrenadores que son identificados como tacticistas y conceptuales -tal vez la especie más abundante de las últimas dos décadas-, ese problema está siempre presente: cómo lograr la síntesis del mensaje. Transformar lo complejo en simple. Que el highlight explicativo sea suficiente para que el futbolista, con su influencia, contribuya a generar la totalidad. Si le digo poco, no me alcanza. Si le digo mucho, ya no me escucha.
Algunos entrenadores realmente son profundos. Otros simplemente agitan las aguas para que parezcan profundas. Marcelo Bielsa claramente está en el primer lote y en su carrera dejó huellas a la vista sobre su conflicto interno que tiene con la búsqueda constante de la síntesis. Recordarán aquel episodio de espionaje cuando dirigía Leeds United: el extenso descargo que fue una masterclass, en la que confesó que analizar a los rivales le llevaba cuatro horas antes de cada partido.
La carga horaria es un asunto recurrente en la elaboración de sus ideas. También en quienes nos cuentan e interpretan a Bielsa, que son un montón. La revelación de un mapa mental que lo deposita una y otra vez en la obsesión que lo define y que lo atormenta con respecto a los demás.
Primera frase para entenderlo: un ensayo publicado por Gatopardo en septiembre de 2020 tomaba nota de esta característica del método Bielsa cuando él mismo quiere explicarlo:
“El arma suya como periodista es la palabra escrita. Mi arma es la palabra hablada. Yo uso 50 frases para redondear una idea y después ustedes tienen que ponerla en una línea”.
Segunda frase para entenderlo. Cuando Marcelo Bielsa era entrenador del seleccionado argentino, su hermano Rafael, por entonces muy activo en la vida política de Newell’s Old Boys, era alguien autorizado para acceder de modo remoto al pensamiento del técnico. Además le encantaba hacerlo. En algún momento entre 1999 y 2004, cuando los sábados por la mañana yo hacía en la radio Rock and Pop el programa “La Pelota No Dobla”, Rafael Bielsa vino como entrevistado y también hizo referencia al factor tiempo. Así recuerdo esa descripción:
“Un día me llama Marcelo desde el campo y me dice que vaya porque tiene un problema. Cuando llego lo encuentro sentado arriba de un tractor y efectivamente me dice: “Tengo un problema: tengo que darle a (Ariel) Ortega una explicación que dura media hora y él solo me va prestar atención cinco minutos. No sé como hacerlo”.
Cuatro horas para analizar un rival. 50 frases para configurar una idea. Una explicación de media hora que debe durar cinco minutos. Todas advertencias sobre que el fútbol verdadero es imposible de contar en un resúmen de tres minutos. El universo de Marcelo Bielsa también puede ser entendido desde su relación con el tiempo. La convicción de que la historia de la medicina no cabe en una jeringa y que la trama de situaciones de un partido de fútbol no se revela en un highlight.
Cada entrenamiento, cada partido, cada campeonato y cada experiencia en un nuevo club formarán parte de una constelación que nos excede a todos. Cada recorte de eso será una visión parcial del fútbol. Nunca lograremos capturarlo del todo.
Es paradójico porque Bielsa intentó siempre el camino inverso: ir de lo mínimo a lo máximo. En sus entrenamientos le puso su sello a un sistema que hizo escuela: los espacios reducidos como plataforma para la construcción de un juego que luego abarcará todo el campo. Postes y conos. Jugar sin saques laterales y de forma continuada, frenética, para alcanzar en el entrenamiento un tiempo neto semejante al de los partidos oficiales. Así, Leeds llegó a ser el equipo más corredor de la Premier League. Con el ensayo de su murderball.
Vean al final de este párrafo la primera imagen del entrenamiento de los sparrings de la selección uruguaya. Chicos jóvenes que reciben indicaciones en torno a una Mac. Total normalidad. Un prompt mostrado en la pantalla para luego generar una acción. ¿Que miran en esa compu? No lo sabemos con precisión, pero seguramente es la síntesis de algo. Un highlight de un concepto narrado que luego se sumará a otras partes que harán el todo. Un fragmento que también ayuda a incorporar conocimiento.
Sabemos que los highlights son engañosos como muchas veces lo son los trailers de las películas: un señuelo apetecible que luego deriva en un film sin nutrientes. Puede pasar. El highlight en el deporte -vuelvan a este newsletter para refrescar lo importante que son en esta era del consumo deportivo- puede ser la puerta de entrada a una experiencia superior. Highlights y partidos en vivo son dos caras de una misma moneda.
El fútbol produce hoy un volumen de contenidos que está por encima del creado originalmente para el hincha tradicional. La generación de sus atractivos está pensada para hinchas tradicionales y leales, otros ocasionales y algunos a los que hay que atrapar con un envasado tentador para que lo incluyan en sus radar de intereses y pasiones.
Es lo que nos pasa cuando miramos la Champions en Sudamérica como parte de un menu cotidiano que nos ofrece el fútbol, como también deseamos que lo hagan en Europa con la Copa Libertadores. Derechos televisivos globales, internacionalizaciónde marca de clubes y seleccionados, aplicaciones, plataformas de streaming y las cuentas oficiales en social media en diez idiomas: el espectador remoto ayuda a pagar las cuentas del fútbol que es de los hinchas.
El hincha y el espectador hoy se conectan. El primer caso refiere a la cercanía emocional, familiar y de territorio. A una pertenencia. El segundo caso nos puede llevar a una preferencia por algún equipo, querer que el Manchester City le gane al Inter, o al revés, pero con una lejanía inevitable. El trillado asunto con la Generación Z y el fútbol probablemente nos ponga de cara a un fenómeno nuevo: el nacimiento de un hincha de carácter global que no es definido por la geografía de un club. Esa fase está en desarrollo y pronto deberíamos tener novedades sobre su consolidación.
Me quedo con la idea de Bielsa desde esta lectura: quien mira highlights es espectador y el hincha es aquel que se queda con el juego completo, no importa qué camiseta vista.
Es lo que ha sucedido con el propio Bielsa y la fidelidad de sus seguidores, que fueron indistintamente hinchas del Athletic de Bilbao, Olympique de Marsella, Lille y el ahora descendido Leeds al que Bielsa contribuyó en su momento a instalarlo en la Premier League. Una vez que Bielsa se fue de esos lugares, ellos se fueron con él.
Una legión de fieles que ahora mirarán con una simpatía mayor al seleccionado uruguayo como hace más de diez años lo hicieron con el chileno. Si la ofrenda que pregona Bielsa es todo el fútbol, no sus highlights ni sus fragmentos sino la existencia del fútbol mismo, seguirlo y acompañarlo en una nueva aventura está más allá del color de una camiseta. Y de un resultado.
Un espíritu que se resume en una frase que se la escuché a Juan Pablo Varsky, hace ya varios años, en referencia a un comentario que le hizo Marcelo Bielsa con respecto a su labor durante la transmisión de un partido:
“No analice el partido que usted esperaba ver, analice lo que el partido le ofrece”.
Me la guardé para siempre. Y así es cómo veo el fútbol desde que la escuché.
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