🌎2030: Por qué un Mundial en los países de Conmebol es una oportunidad única para la región
La organización de los grandes acontecimientos hace obligatoria la modernización de infraestructura y la inversión tecnológica, tareas urgentes para un fútbol que deja todo para después o para nunca.
En la edición recargada 2022 del libro Soccernomics se ofrecen datos precisos, y a la vez obvios, sobre lo que sucede con un país cuando organiza un gran acontecimiento deportivo. Son dos cuestiones que pasan siempre, sin importar el color de los gobiernos ni la calidad de la gestión de esos eventos. Son parte del asunto:
El pais organizador logra un impacto económico que mejora notablemente los índices de períodos anteriores.
El presupuesto original nunca es respetado y la propia lógica de la organización del acontecimiento es la que fuerza esa dinámica.
Simon Kuper y Stefan Szymanski, los célebres autores de Soccernomics, ofrecen cifras y conclusiones sobre estas premisas a partir de lo que representó la organización del Campeonato Mundial de Brasil 2014. Aquí damos solo algunas:
Los turistas en Brasil gastaron 1.600 millones de dólares en julio de 2014, un 60 por ciento más que en julio de 2013. Eso sucedió incluso cuando la mayoría de los fans eran de Argentina, Chile y Uruguay, quienes según el libro “trajeron su propia comida y dormían en sus autos o en las playas de Río”.
Los propios brasileños gastaron como nunca en ese mes de julio de 2014: un volumen de 4.400 millones de dólares. Fue el mes de julio con mayor nivel de gasto desde 1947.
Según un análisis del Saïd Business School de Oxford, sobre treinta Juegos Olímpicos de Verano e Invierno analizados, ninguno de esos eventos cumplió jamás con su presupuesto original.
Las compañías constructoras y desarrolladoras de los proyectos tienen en claro el deadline de cada evento, la natural urgencia por llegar a tiempo con las obras y cargan cualquier costo extra al presupuesto, con la certeza de que los gobiernos siempre pagarán.
En un momento, escriben con ironía: “No te harás rico organizando un Mundial, pero tu gente será feliz”.
Ocho años atrás, los estadios para Brasil 2014 llegaron en tiempo y forma. En algunos de ellos, el olor del cemento húmedo iba directo a los pulmones de los visitantes, como esas casas recién estrenadas, aún frías, que todavía no fueron “vividas”. Pero ahí estuvieron listos para el juego. Hubo nuevamente un Mundial en Sudamérica, con las dudas que siempre flotan.
Dos años después se hicieron los Juegos Olímpicos de Río. Con drama social en las calles, protestas y cambios de gobierno. Con la realidad tal cual era. Algún legado deportivo de esos acontecimientos sigue latiendo en el ambiente.
Cuando el presidente de Conmebol (Alejandro Dominguez) le dice al presidente de FIFA (Gianni Infantino)que el fútbol debe volver a la región para cuando los Mundiales cumplan cien años, el tamaño del desafío luce enorme. Y parte de ese desafío es eliminar la incertidumbre propia y ajena, cuando para ese esfuerzo deben unirse Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile.
El pedido a viva voz se produce justo cuando en el fútbol de Conmebol se da un movimiento pendular: la Argentina solicita la responsabilidad de organizar - en menos de dos meses- el Mundial Sub 20 que estaba destinado para Indonesia y la FIFA le quita a Perú un Mundial Sub 17, al verificar que el país organizador no tiene manera de cumplir con el compromiso que será en noviembre.
Otros péndulos previos. En 2021, con la pandemia todavía en la cresta de la ola, Conmebol tomó la decisión estratégica de llevar la Copa América a Brasil, cuando la Argentina era un mar de procrastinaciones y Colombia ya había desistido de organizar su parte del campeonato. Terrenos resbaladizos que suelen tener los campos de fútbol y los despachos en esta parte del mundo.
Entonces, poner a cuatro países a organizar un Mundial para dentro de siete años, con la propia Conmebol en el tablero de mandos, ya es de por sí una tarea de coordinación titánica, para una región a la que le cuesta bastante el largo plazo y el trabajo colaborativo. A veces por mala praxis y en otras ocasiones porque las urgencias no permiten pensar de otro modo
Vamos a repasar algunas ideas sobre por qué sería significativo para la región organizar el Mundial en 2030. Me comprometo a limitar lo más que pueda la visión argentinocentrista en este intento.
¿Entusiasmado con lo qué sigue? Suscribirse entonces puede ser una gran decisión.
2030: por qué un Mundial en los países de Conmebol puede unir cien años de historia y ser una plataforma de modernización del fútbol
La estrategia de Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile para organizar el Mundial de 2030 apunta al sentido común. Alejandro Dominguez lo expuso en el reciente 76 Congreso de Conmebol, con Infantino como invitado estelar. Las palabras mágicas fueron estas:
“Presidente Infantino, quiero proponerte encontrar juntos un camino para celebrar los 100 años del fútbol. No es la copa del 2030, esta es la copa centenario. La vida te dio la oportunidad que seas vos el presidente”
“No cometamos el error de los Juegos Olímpicos que no fueron a Atenas en 1996. Más tarde ya no se justificó. Tenemos un momento histórico, tenemos la posibilidad de que la FIFA se luzca”.
En 2030 el Mundial de Fútbol cumplirá cien años. Cuando la que es hoy la competencia deportiva global número uno del planeta se jugó por primera vez en Uruguay en 1930, los Juegos Olímpicos ya llevaban nueve ediciones en su Era Moderna. Las referencias históricas son constitutivas de la cultura y las tradiciones del deporte, a pesar que la Generación Z cada vez deja más en claro que puede prescindir del saber enciclopédico deportivo para disfrutar de sus emociones. Antes no era así.
A eso apela Dominguez cuando le pide a Infantino que no cometa el error de los Juegos Olímpicos cuando las presiones corporativas hicieron que en 1996, los cien años del olimpismo moderno se celebraran en Atlanta y no en Atenas. En 2004, cuando contemplamos el peso de la historia olímpica en la ciudad griega, comprendimos que los Juegos Olímpicos, allí mismo, ocho años antes, habrían estado en su lugar natural.
Si el fútbol cumple cien años de Mundiales -en realidad, el fútbol bajo reglas nació bastante antes-, suena sensato que los festeje en el lugar donde comenzó todo. Montevideo debería ser quien anime esa fiesta. En tiempos de colaboraciones cruzadas (Conmebol y UEFA tienen una alianza corporizada en oficinas propias en Londres), la idea es no confrontar con el bloque europeo-africano para poder imponerse al trío España-Portugal-Marruecos.
La batalla política para conseguir ese Mundial -que se definirá en el Congreso de FIFA en 2024- se desplegará como tenga que ser. Veamos ahora qué aportaría para la región tener el campeonato en 2030.
Modernización de estadios e infraestructura deportiva
Seguramente cada club de fútbol en la región desea ofrecerle lo mejor a sus espectadores y a sus propios jugadores, pero la organización de un Mundial impulsa esa modernización de forma coordinada, conjunta y planificada. A eso se suma el desarrollo de infraestructura de hoteles, aeropuertos, caminos y conectividad. Cosas que nunca sobran y siempre faltan.
Salvo excepciones, las reformas de los estadios de fútbol son parciales y aisladas. Por lo menos en la Argentina, en cambio, los clubes profesionales de primera división avanzaron más en el diseño y evolución de sus campos de entrenamiento. Un Mundial obliga a sintonizar con los últimos estándares en materia de estadios.
Son asuntos muy difíciles de llevar adelante si no existe un compromiso superior para hacerlo, especialmente en lugares donde el contexto económico no siempre es amigable, ni abunda la decisión de romper con la inercia del “ahora no se puede”.
Acá vemos el listado de estadios propuestos por Conmebol, ordenados por capacidad total de espectadores. Todos los estadios precisan ajustes y reformas casi totales para adecuarse a los criterios de FIFA. El estadio de Conmebol -que sería el segundo en capacidad- todavía debe construirse.
Colaboración y construcción de una noción de futuro
Un Mundial organizado por cuatro países: Argentina, Paraguay, Chile y Uruguay. Conmebol en el tablero de control. No hay otra opción que ingresar en una etapa colaborativa para el desarrollo de un objetivo tan alto y demandante. Esa gimnasia no es tan habitual en la región y resulta más que útil. También se pone en juego la noción de futuro, la planificación de largo plazo -siete años en este parte del mundo constituyen un largo plazo-, para una industria del fútbol muy instalada en resolver más los temas urgentes que los importantes. Ni que hablar cuando el cambio de día y horario de los partidos es una normalidad disfrazada de excepción.
Inversión tecnológica que impacta antes del Mundial
Qatar 2022 comenzó con la realidad aumentada en los estadios para enriquecer la experiencia de los fanáticos. En 2026 Estados Unidos va a liderar otro paradigma junto a México y Canadá con sus estadios futuristas. En siete años, el consumo del fútbol cambiará radicalmente y las innovaciones tecnológicas ya estarán totalmente extendidas. Esos beneficios van más allá de un acontecimiento deportivo.
Un Mundial también acelera este proceso, pero por lo menos desde la perspectiva argentina, este aspecto puede ser un gran condicionante para ganar la sede si no se producen inversiones y desarrollos acordes a las necesidades. Como ejemplo alcanza la demora en la licitación y la implementación del 5G en el país.
FIFA estará muy pendiente de estas cuestiones que algunos seguidores del fútbol no suelen atender, sobre el equívoco de que lo único que importa es tener estadios.
Capital humano y gestión sudamericana
Desde Conmebol, las federaciones de los países y la propia FIFA están seguros de algo: la gran evolución del management deportivo con nuevos profesionales formados Sudamérica. El “boom” de la gestión deportiva en la región generó recursos humanos altamente capacitados para planificar y desarrollar proyectos para la organización de un Mundial de Fútbol. Hay alta formación en todas las áreas de impacto que requiere un campeonato de esta categoría y eso también debe ser contemplado dentro del espectro de generación de empleo.
Desde esta perspectiva, Conmebol y FIFA saben que un campeonato en 2030 debería ser un gran punto de convocatoria para profesionales de la gestión del fútbol de los diez países de la órbita de Conmebol y no exclusivamente para los cuatro abocados a su organización.
La mayor campaña de detección y formación de talento del fútbol
Un Mundial “en casa” despierta una fiebre por el fútbol que inevitablemente lleva al contagio. Clubes y academias deberían estimular y capturar ese interés por el fútbol para transformarlo en la mayor campaña colectiva de detección y formación de talentos, más allá del acostumbrado cauce que tienen los proyectos formativos. Esa ola no debería detenerse en el género del Mundial y orientar la planificación tanto a varones como mujeres.
Mundial 2027: estratégica estación anterior
Si FIFA llegara a darle el Campeonato Mundial 2027 a Brasil -también se decide el año próximo-, las posibilidades de acercamiento y colaboración entre los países de Conmebol podrían crecer. El lugar común manda: Brasil es un continente dentro de otro y las decisiones para otorgar las sedes de los eventos deportivos tienen su dinámica particular.
Pero sería una secuencia interesante si FIFA se enfoca hacia la región con un campeonato en Brasil en 2027 y el otro en 2030 con Argentina, Paraguay, Chile y Uruguay.
Un legado en tiempo real
Elefantes blancos, instalaciones abandonadas, lo que iba a ser y nunca fue. Los grandes acontecimientos deportivos tienen abundantes historias sobre cómo una vez que baja la espuma del gran evento, no hay capacidad operativa para aprovecharlo. Un Mundial repartido entre cuatro países podría evitar ese paisaje desolador del día después.
El legado se concreta mientras se desarrolla la historia. La forma de involucrar a quienes estén en el fútbol (clubes, jugadores, ligas, marcas, medios, fanáticos, entrenadores, cuerpos técnicos) es la clave para asegurar el impacto a futuro de un Mundial.
El saldo favorable -y no hablo de dinero- es todo lo que se puede capturar y valorar durante el proceso. Un ejemplo concreto: hubo más futuro para el fútbol en todo el trabajo de conocimiento a largo plazo de la Aspire Academy en Qatar durante diez años, que en los 30 días del Campeonato Mundial.
El famoso legado no es la noticia sobre el campeón a la mañana siguiente. Es sobre cómo se pudo reconvertir todo el proceso organizativo en algo virtuoso. Un Mundial en manos de Conmebol, si eso llegara a suceder, debería apuntar a ser una plataforma que acelera la evolución del fútbol, en lugares donde nadie la tiene muy fácil.
Y donde quienes tienen la llave maestra para ir hacia algo mejor, desconfían de un modelo en el que no les garanticen el control total y absoluto del tablero de mandos.
El mundo que viene con ese Mundial es colaborativo.
90+3
🏓 Juan Martín Del Potro anunció su participación como consultor estratégico de Miami Padel Club, una de las siete franquicias que integran la primera liga profesional de padel de Estados Unidos. Los primeros pasos de esta liga apuntan a construir una base de 8 millones de jugadores de padel en Estados Unidos para 2030. Las cifras indican que actualmente existen 25 millones en todo el mundo.
⚽ Conmebol publicó los anuarios de la temporada 2022 con todos los datos y perfiles de clubes de la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana. Acá los links de descarga:
🗣️ Sports Summit Brasil sigue confirmando speakers para el evento que tendrá lugar en el Pacaembú de San Pablo entre el 25 y 27 de abril: Ronaldo Nazario, Javier Tebas, Globo, NBA, UFC, Serie A, Cruzeiro, Botafogo, San Pablo, Globant, LaLigaLand, Bundesliga y LiveMode, entre otras organizaciones, estarán presentes. Desde aquí pueden seguir la actualización constante de los speakers nacionales e internacionales.
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Nota final: a propósito de este posteo sobre Kings League, hubo recomendaciones sobre lo que venimos escribiendo sobre el tema en Big Data Sports. Buena parte del fenómeno de las nuevas audiencias en torno al sportainment, lo abordé en mi ebook “El final del deporte como lo conocimos. Fanáticos, consumos y performance en la era de la tecnología y el big data”.
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Hasta la próxima,
Mg.
Muy buen newsletter, como de costumbre. Fiel seguidor del podcast desde sus comienzos.
https://ladiaria.com.uy/economia/articulo/2022/3/uruguay-argentina-2030-utopia-o-realidad/
Les comparto un análisis que escribí hace unos meses sobre la organización de eventos deportivos desde un punto de vista económico con ejemplos históricos, para complementar su informe les puede resultar de interés.
Saludos.